23 abr 2010

¿Es el "tráfico de Información" la principal barrera para conseguir trabajo?


El objetivo de toda búsqueda activa de empleo es, como su propio nombre indica, conseguir un empleo satisfactorio, según los objetivos propuestos. Pero, ¿Qué ocurre durante todo el proceso desde que uno se plantea buscar trabajo hasta que lo consigue? ¿Cuáles son los aspectos decisivos para que el proceso culmine con éxito en un tiempo razonable? Las respuestas a estas preguntas no son nada sencillas, como sabemos, y para contestarlas hay miles de páginas escritas en manuales y artículos en diferentes medios en todo el mundo.


Pero, dejando a un lado la coyuntura laboral que vivimos actualmente (la cual, evidentemente, condiciona en cierta medida la situación de "escasez" de oportunidades de empleo), creo que hay una barrera que podríamos considerar como, si no la más importante, una de las más determinantes en el camino hacia el éxito: Dominar el mercado de la información, lo que yo llamo el "tráfico de información".

¿Qué es el "tráfico de información"?

Toda persona que busca trabajo debe analizar dos puntos esenciales relacionados con su candidatura y con el mercado de trabajo, y lo va a tener que hacer durante todo el proceso, aunque especialmente al principio del mismo:

Punto 1: ¿De qué puedo y quiero trabajar?
Punto 2: ¿Dónde puedo encontrar oportunidades para estos trabajos que yo puedo y quiero hacer?

Son preguntas muy simples y concretas, a las que todo orientador debería ayudar a dar respuesta en cada caso. Pero no es tarea sencilla; es más, requiere de una investigación, exploración y aprendizaje constantes, sobre todo por parte del protagonista de la búsqueda.

Para responder la primera, ¿de qué puedo y quiero trabajar?, habrá que ir más allá de lo evidente, y de este modo se multiplicarán las posibilidades de búsqueda. ¿Qué pasa? Que no siempre es sencillo obtener información sobre ocupaciones, tendencias o requisitos legales para determinados trabajos. Las administraciones públicas de empleo, por ejemplo, nos ofrecen cierta información estadística sobre ocupaciones, perfiles y contrataciones, pero es muy escasa y, a mi juicio, poco representativa para tomar decisiones.

Y más allá de esto, el "motor" que hace que se te "encienda la bombilla" sobre un nuevo trabajo que crees que puedes hacer (y que antes no se te había ocurrido) es sólo tu propia idea, bien porque has conocido o visto a alguien con tu perfil haciendo este trabajo o bien por percibirlo en algún otro lugar.

Considero que nadie conoce su verdadero potencial laboral al 100%; en parte porque el mercado va cambiando y se van creando nuevas necesidades, y en parte porque todos nos vamos acomodando a una "zona de observación" dentro de nuestro perfil; es decir, creemos que nuestro potencial como trabajador se reduce a un cerco concreto que conocemos y que más allá de éste, no tenemos nada que hacer porque nuestro perfil "no encajaría". Y nada más lejos de la realidad.

¿Cuál es la barrera que hace autolimitarnos en nuestra búsqueda? Podríamos decir la falta de motivación, o algo más sofisticado como las diferentes motivaciones que entran en competencia, como dice Yoriento (o sea, puedes estar motivado para "ampliar" tu búsqueda, pero estar más motivado para seguir haciendo lo que haces y nada más, y gana la segunda -siento simplificar tanto la idea-). Pero antes de todo ello, hay otra respuesta: La falta de información sobre tus propias posibilidades.

Yo mismo no conozco todas mis posibilidades. ¿Por qué creo esto? Porque cada año que pasa, añado a "mi lista" nuevas ocupaciones en las que encaja mi perfil hacia las que me puedo "orientar". Y eso sin contar con las "puertas que pueda abrir" algún curso o experiencias nuevas que vas acumulando en tu trayectoria...

Para responder a la segunda pregunta, ¿Dónde puedo encontrar oportunidades?, también debemos de hacernos la misma reflexión: ¿Conocemos todas las fuentes de información posibles? Está claro que no. Pero no sólo no conocemos todas, sino que sabemos que el 80% de las oportunidades de empleo están "sumergidas" y no son públicas; son conocidas por contadas personas. Por tanto, quien no conoce una oportunidad, no se presenta a ella. Y esto, unido a la proporcionalidad inversa existente entre la probabilidad de éxito al presentarse a un puesto vacante y la visibilidad de tal oportunidad (es decir, que las ofertas de empleo visibles por todos, son las que menos probabilidad de colocación ofrecen, y las oportunidades conocidas por pocos, las que más), nos ofrece una receta clara: Sólo podremos encontrar las oportunidades de empleo con más posibilidades si dominamos el "tráfico de información" del empleo.

Además, por si fuera poco, tampoco nos podemos enterar de todas las ofertas, aunque sean públicas (y por mucho que se publiquen en Twitter o en nuevos y cada vez más numerosos buscadores especializados en buscar las ofertas de las webs de empleo), ni tampoco nos llamarán de todo lo que "encaja" con nuestro perfil desde las bolsas de empleo en las que estemos anotados (incluida la propia Oficina de Empleo), ya que el número de "ocupaciones demandadas" siempre es limitado en todas ellas, y debemos "elegir" qué parte de nuestro perfil queremos "ofrecer" en estos recursos.

Para dominar el "tráfico de información", no hay recetas mágicas, sino más bien la constancia de determinados hábitos de investigación (para lo cual nos sería también muy útil tirar de contactos, aunque sea más fácil decirlo que hacerlo, como se pregunta Senior Manager) y mucha auto-exploración. En esta ocasión, me ahorraré los consejos específicos... O los resumiré en un par de frases:

-Nunca dejes de preguntarte "de qué más puedo y quiero trabajar"
-Nunca dejes de preguntarte "dónde está ese 80% de oportunidades reales ocultas".

Tampoco querría tocar este tema sin denunciar un triste pero evidente hecho: La falta de solidaridad, promovida por la alta competitividad del mercado laboral. ¿Qué quiero decir con falta de solidaridad? Pues que no es nada sencillo que las personas de tu mismo sector te ofrezcan información (ni sobre oportunidades disponibles, ni sobre ocupaciones hacia las que te puedes orientar, ni sobre trámites o normativas relacionadas...), sobre todo si están en situación de precariedad o de búsqueda, como tú. Y esto hace que cada uno se tenga que "sacar las castañas del fuego" y que luego tampoco comparta su información, su conocimiento, su experiencia.

Incluso a veces me he encontrado con orientadores que me han puesto "barreras" para informarme sobre cómo podía acceder a ser orientador como ellos, cuando yo todavía no conocía esta información. Aunque, todo hay que decirlo, siempre hay gente "maja" a quien no le importa compartir lo que sabe sin esperar nada a cambio, y de estos también me he topado unos cuantos.

En definitiva, creo que la búsqueda de empleo es, sobre todo, un intenso y sostenido proceso de investigación y exploración. Un verdadero proceso de aprendizaje para moverse en la caótica selva del "tráfico de información". Pero la información, haberla, háila. Aunque te la tienes que "construir", como si de un gran puzzle (al que siempre le faltarán fichas) se tratara, para el que cada día deberás encontrar algunas piezas nuevas que colocar y otras viejas que reubicar.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

si es que al final, la información siempre es poder....biquiños, Montse